Padre antes que nada. Poner patas arriba a una sociedad hipócrita para defender a su hija, sacando todo lo horrible que lleva dentro. Frases que podrán ser publicitarias para un cine rumano protagonizado por un medico como es el caso. Dilemas universales morales resueltos con facilidad y criterios de plumazo. Enfoque de un sistema social podrido en el que no hay actores sino victimas. Cristian Mungiu, brillante en otras ocasiones podría aquí ser ridículo. Los examenes son clinicos y las manos sucias para un buen fin. Crudo fin y crudo filme. Un médico de 49 años vive en un pequeño pueblo de montaña de Transilvania. Para él lo más importante es su hija Eliza, a la que ha educado para que al cumplir los 18 años se vaya a estudiar al extranjero. Todo parece ir encaminado a su objetivo: Eliza tiene una beca para estudiar psicología en Reino Unido. El día de la víspera del primer examen un incidente lo pone todo en peligro. Romeo tendrá que decidir cómo resolver el problema, aunque eso suponga ir en contra de sus principios. Cristian Mungiu (Cuatro meses, tres semanas y dos días) escribe y dirige un drama que cuenta, a través de la relación padre e hija, las dudas de la paternidad y la ambigüedad del compromiso. De este modo, el director reflexiona sobre la mentira y el valor relativo de los principios a la hora de intentar lograr metas en la vida, vertebrando una visión pesimista sobre la condición humana y, a su vez, un retrato doloroso de la Rumanía actual. Para dar vida a este film cuenta con Adrian Titieni (Illegitimate), Maria Dragus (24 weeks), Lia Pugnar (WebSiteStory) y Vlad Ivanov.
jueves, 1 de diciembre de 2016
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