Película de Francisco Avizanda, opera prima con elementos de cine negro y con todo lo que un director novel quiere decir que es mucho y es demasiado, lastra el film y lo convierte no en denso sino pesado. Sin la agilidad necesaria de las 24 imagenes por segundo, se agradece el esfuerzo de los interpretes, Carolina Bona, Albert Prat, Jesus Noguero, Alfonso Torregrosa, Carmen Leon y Pablo del Mundillo, costando decir quien sobresale sobre quien.
La historia del director navarro, explica hasta donde podía llegar una mujer en el año 53 para sobrevivir, navegando entre la traición, la religión nacional católica y el miedo al infierno y la condena eterna.
Pero no es otra película sobre la guerra civil española, que también. Es mejor una película sobre la postguerra, recuerdan los girasoles ciegos, espacio en la historia reciente, olvidada, repudiada y silenciada y que esta llena de grandes diríamos episodios nacionales y autonómicos, a los que incomprensiblemente nuestros lideres culturales y libre pensadores, giran la espalda en un alarde de desprecio infinito y de acabar de pasar la transición como se pueda. Se equivocan porque ahí esta la memoria histórica. Toda.
jueves, 26 de febrero de 2009
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