Chris Waitt, sin antecedentes conocidos, se denuncia así mismo en una secuencia clave de este documental cómico-autobiográfico. Con una sobredosis de viagra, se lanza a repartir sexo a las calles londinenses y acaba lógicamente detenido. En un documental, no puede haber excesiva espontaneidad y muchos menos ingenuidad inocente. Entre otras cosas porque Waitt no la quiere contar toda o lo que cuenta no es verdad.
Con las entrevistas que configuran el film, el director pretende conseguir alguna relación sexual, y no lleva nada bien la indiferencia cuando no hostilidad de las mujeres encuestadas. Su viaje iniciatico no le sirve para aprender de sus errores quizá porque no los reconoce todavía y por eso perpreta este film.
La idea de localizar a sus ex y preguntarles que es lo que fallo en su relacion no es mala, aunque se han propiciado historias parecidas con canciones, recuerdos, libros, etc. Pronto quedara patente su síndrome de PeterPan, su vagancia, su egoísmo, su indiferencia y malas formas, así como su falta de sintonía con cualquier otro ser humano.
En sus infortunios ha sido abandonado por teléfono, email, sms, incluso ha sido asesinado en una novela. Sus ex son todas atractivas, inteligentes y bien vestidas, lo que contribuye en principio a alimentar su ego. Su razonamiento es que si se enamoraron en algún momento, algo bueno debe tener como ser humano. Lo que no ha descubierto el imbécil de Chris es que ni Hillary Waitt, Olivia Trench y las demás nunca han estado enamoradas y menos de él.
jueves, 19 de febrero de 2009
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