Esta es la expresión que debo dedicar al magnifico libro que acabo de leer de Eloi Vila, L'any del senyor. Todo lo contrario que el filme de Vicente Amorim que deja que la pasividad y el vacío ético de su protagonista, magnifico una vez mas Viggo Mortensen, se trasladen al relato contagiandolo de tono bajo y apatía galopante, que es lo único galopante del filme. Contemplar el paisaje amoral del nazismo, no puede hacerse de forma vaga y difusa sino concreta y elocuente como hizo Costa Gavras en Amen por ejemplo. Sino pasa que trivializamos unos hechos horribles y todo acaba pareciendo mas una ofensa que una presunta denuncia.
El film se expresa de una forma teatral con tantos argumentos a la vez que es imposible sedimentar uno y por lo tanto conseguir con alguno de ellos emocione o ni siquiera hacernos mella psicológicamente.
Un profesor de literatura se une a la fuerza la partido nazi para aprovechar para así avanzar en su carrera universitaria y literaria. Una obra que como el film carecía de fuerza y nervio, el que tampoco ponen Jason Isaacs, Jodie Whitaker y Mark Strong.
domingo, 24 de mayo de 2009
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