No me imagino a mi conejo enano Bigotes, sin orejas, Como tampoco entiendo que esta segunda película de Til Schweiger, también actor, sea éxito de taquilla en la sesuda merkeliana Alemania. Como en las peores películas de éxito de nuestra transición sobre el sexo y la impotencia, el director llena el relato de trucos emocionales, una sucesión de videoclips edulcorados simulando explorar de forma nada sutil ni empírica las presuntas diferencias entre hombres y mujeres.
Calco de innumerables películas americanas con guardería, donde se limitan a unir o emparejar en el casting a un macho típico de muy baja sensibilidad con un grupo de niños rubitos y encantadores que le harán abandonar su egocentrismo para que frente al nuevo hombre evolucionado, ninguna mujer se le resista.
Con Nora Tschimer, Alwara Hofels y Gregor Bloeb, únicos referentes germánicos, el filme podría estar rodado en cualquier ciudad del mundo. Suponemos por ello que su éxito pues también sera escandaloso y generalizado, excepto Bigotes, que no esta interesado de momento.
Una mejor inversión cinéfila es visionar hoy El triunfo del espíritu de Robert M.Young de 1989 y que protagoniza William Dafoe. Narra en ella la vida de boxeador griego, hoy fallecido, Salomón Arouch de mote bailarín de ballet. Espeluznante como todas las historias de Auschwitz, narra como asesinada toda su familia, sobrevivio luchando dos combates por semana para divertir a la tropa nazi. El que perdía era asesinado y el ganador recibía pan y sopa. Condenado a muerte por colocar un explosivo, la liberación aliada le salvo. La vida le dio una segunda oportunidad al poderse casar con Marta, amor de juventud que también pudo sobrevivir en el campo de exterminio. Un jab y un cross a la vida.
miércoles, 6 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario