Película coreana del sur de Lee Chang dong, donde se comenten toda especie de excesos emocionales, aunque el director consigue que no se perciban como tales sino muy bien insertados en el guión y nada disonantes. Pero si que acaba conduciendo a la mujer protagonista a unos extremos muy manidos en los que muestra su falta de adaptacion, sus pocas convicciones y una rebeldía no controlada que le impiden adentrarse en su espiritualidad o mundo interior. Lo mejor es su rechazo a la religión organizada en general y al evangelismo cristiano depredador en particular.
Las trágicas consecuencias de una perdida encuentran en Jeon De Yeon, premiada en Cannes su interpretación, la perfecta vehiculacion para desarrollar una narrativa esquizoide que péndula entre la esperanza y la desesperacion, el odio y la paz, la profunda tristeza y la euforia desbordada, Mientras la protagonista procura aferrarse al sentido común y a la personalidad que le quedan, el director rechaza pisar los caminos convencionales, bandeando el relato entre la sátira mas atroz y un melodrama naturalista.
Demasiadas ideas en esta opera prima del que fue durante dos años Ministro de Cultura de su país. Demasiadas para contar la debacle emocional que provoca el sufrimiento intimo y las diferentes respuestas individuales que se pueden dar. A lo largo de las diferentes propuestas narrativas, el autor investiga los intentos de dos personas en fase de destrucción para ayudarse mutuamente partiendo a veces de intereses poco claros. Sus deseos, los del director y los de los actores, (Song Kan ho, Jo Yeong Jin yKim Elmeu Kyung) se verán en parte incompletos y fustrados por las nuevas tragedias.
martes, 9 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario