Un incendiario editorial de César Vidal en La linterna de la COPE equiparando la política lingüística del Gobierno catalán con la ideología de la Alemania nazi sirve como punto de partida para "desmontar tópicos" acerca de las relaciones entre Catalunya y España. Con provocados contrasentidos como este, la directora Isona Passola desdramatiza un tema político poco trillado como "el encaje entre las dos naciones", y que tiene poco sentido del humor. El largometraje documental Cataluña-Espanya --así, con las eñes cambiadas--, se exhibe estos días en cines de las cuatro capitales catalanas, Sabadell, Manresa, Vic, Mataró, Granollers y Olot.Los argumentos los ponen encima de la mesa 35 personalidades, entre las que los políticos son minoría. Sí están, por ejemplo, el filósofo Xavier Rubert de Ventós, el único intelectual que da un sentido al film, los catedráticos de Historia Borja de Riquer y José Alcalá-Zamora Queipo de Llano, el dramaturgo Albert Boadella, con proposiciones inaceptables y burlonas como el de comprar Catalunya como si fuese un terreno de la urbanizacion Spain, el economista (ahora también político) Ramón Tremosa y los humoristas Toni Soler y Máximo.
Un filme siempre oportuno pero fallido. La idea no es nueva. El inspirador fue Julio Médem. La cinta, de hora y cuarto de duración, se gestó en una conversación entre Passola y el director vasco, quien le confesó que se arrepentía de haber realizado La pelota vasca por el hostil recibimiento que había propiciado.Pero el de Passola no será la misma, a pesar del paralelismo con el filme de Médem, que viene a la cabeza del espectador a lo largo de cada tema que aborda: el catalán, los papeles de Salamanca, las balanzas fiscales, la cuestión identitaria, los orígenes de España, la transición, el Estatut, la financiación y el independentismo. No es una propuesta, es un cortar y pegar que los que siguen la información diaria o el Polonia ya han visto. Didáctico en su simplicidad, si. Difícilmente puede disgustar. Para los catalanistas o españolistas convencidos, es un bálsamo reconfortante. Y para los que nadan entre dos aguas, algunas opiniones les convencerán de que las etiquetas no suelen ser buenas. No se podrá acusar de españolista a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, ponente constitucional que afirma sin cortapisas que "Catalunya es una nación, y Madrid no". Tampoco a un catedrático de Historia de la Universidad de Castilla-La Mancha como Juan Sisinio Pérez Garzón, quien admite que Catalunya sale perjudicada con la financiación autonómica y que sitúa el origen de la nación española con la Constitución de 1812, y no 300 años atrás. Ni se podrá tachar de radical a Riquer cuando reconoce abiertamente que Catalunya "no se ha sabido explicar bien" en España. Recado a los ausentes. Pero Passola recuerda que la objetividad no existe, y menos cuando algunos puntos de vista se niegan a hablar. En la lista de autoexcluidos están Pedro J. Ramírez, Federico Jiménez Losantos, César Vidal y la exministra de Educación Pilar del Castillo (PP), pero también Miquel Roca y Víctor Morlán, responsable de Infraestructuras del Gobierno cuando el caos de Cercanías. También se encuentra a faltar al historiador Oriol Junqueras por diferentes motivos u olvido. Ahora bien, el desaire no les sale gratis. Todos se consignan en los créditos finales y, en un momento de la película, las barras de colores aparecen en la pantalla para dejar claro que Telemadrid no quiso ceder las imágenes de un reportaje emitido hace dos años en el que se atacaba la política lingüística catalana. "Es muy difícil hablar con gente que argumente bien y profundamente una idea de España centralizada", asevera Passola, una licenciada en Historia Contemporánea que promete haberse "matado" por encontrarlos. No lo ha conseguido. Que lo siga intentando para conseguir un producto con mas pelotas, aunque sean vascas, que llegue mas al pueblo.
domingo, 26 de abril de 2009
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