Un realizador chileno, Andres Wood, de quien yo no conozco ni Machuca ni La fiebre del oro, recorre un camino convencional para que en un tono realista pero menos que un telediario, no reporte ratos intensos y con inquietud. Consigue transmitir con convicción el latido de la vida actual y la opresión obsesiva que mucho vivimos y de las que pocos consiguen escapar.
Algunos personajes, interpretados por Alline Kuppenheim, Roberto Farias o Paula Sotelo, como el del clarinete que no encuentra orquesta donde tocar y entra en una banda del ejercito o el robo del autobús están bajo mínimos y son de relleno.
Otra vez el sistema de vidas cruzadas, apropiandose del titulo de David Trueba, nada mínima por cierto, entre las que destaca la psicóloga especializada en prostitutas a las que enseña como puede y sabe el sexo seguro, también su hija adolescente, su ex, un peluquero con problemas con las exequias de su padre y que a su vez se siente abducido por una mujer y una madre enferma con un bebe muy pequeño.
Como aproximacion a un puñado de vidas, como puzzle de penas y penurias, deseos y sufrimientos en el exhaltado Santiago de Chile actual del 2007, nos acaba de convencer, por si dudábamos de su inspiración, en que son hechos reales, segun rezan los títulos de crédito.
sábado, 4 de abril de 2009
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