La audacia de Alberto Lecchi, autor también de El dedo en la llaga , Nueces para el amor, Operación Fangio y Perdido por perdido, en este film, le cuesta cara porque la dictadura del argumento pesa sobre los personajes como una losa. Ni Dario Grandinetti, su actor fetiche, ni Leticia Bredice, ni Sergio Ferreiro, ni a Nadia Gazze, se les puede atribuir pretenciosidad, pero que toda la historia romántica gire alrededor de una muestra de orina, que no es ni lluvia dorada, durante 97 minutos es mucho pedir.
Otro guionista mínimo, Pablo Solarz, centra en un pueblo anónimo, habitado por gente sencilla, que casi no saben hablar y que andan cansinamente, la acción que propician unos sucesos inesperados por la población que rompen su rutina y les dirige hacia un nuevo destino. Nadie destapa en el filme el frasco de las esencias cinéfilas.
viernes, 17 de abril de 2009
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