Jean Paul Salome había estado ligeramente mejor en su Arsenio Lupin o La mascara del faraón. Aunque hay que reconocer que filma con entusiasmo esta historia sobre la resistencia francesa en parte real, ningún documento o aportación a nuestra todavía reciente historia antifascista debe despreciarse. La pregunta es porque este director, quizá sometido a dictados de la producción que tal vez no vio tan mal la invasión nazi, como algún gobierno que ya tuvieron los franceses, filma con tan poco corazón.
Porque el tema da para mas, la idea es mas que correcta y trata de reivindicar el decisivo papel que jugaron las aguerridas y valerosas mujeres en la lucha contra la invasión nazi. Una narración que va del suspense, el espionaje y la traición hasta las escenas bélicas mas desgarradas, pero con cierto aire a producción moderna, a telefilm. Aventuras y heroicidad. La historia que no sale en el film es la que me contó una vieja dama en un bistrot de París, que al enterarse de que marido medico había sido condenado a muerte en un campo de concentración francés, cogió la bicicleta, hizo centenares de kilómetros para enfrentarse al comandante del campo para decirle que su esposo, salvaba vidas y no las destruía. Su valor, del que habla el film, los salvo a los dos. Y ningún gesto, ningún recuerdo puede perderse ante uno de los peligros mas terroríficos por los que ha pasado la humanidad. De ahí que hay que evitar que estas "espías", -también el nombre...-, queden en la sombra. Pero Sophie Marceau, Julie Depardieu, Marie Gillain y Deborah François, lo lograran.
domingo, 12 de abril de 2009
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